Cuatro décadas de servicio que marcaron al San Diego Community College District
SAN DIEGO.— Durante casi 40 años, Margaret Lamb fue una presencia constante en el San Diego Community College District (SDCCD), un papel silencioso pero decisivo que moldeó oportunidades para cientos de miles de estudiantes. Su trayectoria, que inició en 1986 con tareas básicas en San Diego City College, evolucionó hasta convertirla en una figura clave en la oficina del canciller. El 31 de diciembre pondrá fin a una carrera de casi cuatro décadas marcada por disciplina, convicción y una ética de servicio difícil de replicar.
Su permanencia prolongada contrasta con lo que revelan las estadísticas laborales del sector público. La propia Lamb se lo atribuyó al ambiente del distrito. “Este es el mejor lugar donde uno podría trabajar”, dijo al recordar por qué nunca sintió la necesidad de buscar otro rumbo profesional.
Lamb comenzó como asistente clerical de medio tiempo mientras cuidaba a sus dos hijos pequeños, en una época en la que todavía se usaban copias al carbón y las requisiciones de materiales se hacían por teléfono. Con el paso de los años, y ya con sus hijos mayores, aceptó un puesto de tiempo completo en 2000. Tres años después ingresó al Distrito en Mission Valley, un movimiento que inicialmente le provocó dudas.
“Estaba muy nerviosa, así que le pedí a mi jefe en City College que no cubriera mi puesto todavía”, recordó. “Le dije: ‘Dame un mes para ver cómo es’. Pero a las dos semanas lo llamé y le dije que lo llenara. Sabía que estaba en el lugar correcto, donde se toman decisiones importantes y donde mentes brillantes trabajan sin descanso. Ver ese compromiso me hizo amar aún más trabajar para el distrito”.
Desde entonces apoyó a cuatro de los siete cancilleres del SDCCD: Augustine “Augie” Gallego, Constance M. Carroll, Carlos O. Cortez y Gregory Smith. Para el actual canciller, Lamb representa el espíritu del distrito. “Margaret encarna lo mejor del San Diego Community College District”, afirmó Smith. “Es atenta, profesional, trata a todos con respeto y está comprometida con la misión de servir a nuestros estudiantes y a la comunidad”.
Su papel incluyó actuar como enlace con la Junta de Síndicos, participar en el Gabinete del Canciller y colaborar con representantes comunitarios, laborales y estudiantiles. Su gestión recibió reconocimiento nacional cuando la Association of Community College Trustees le otorgó el Pacific Region Professional Board Staff Member Award, por liderar la transición de las reuniones de la junta y sus documentos a un formato digital sin comprometer las normas de transparencia.
Lamb acompañó de manera constante la vida académica del distrito, desde convocatorias y ceremonias de graduación hasta entregas de becas. “Siempre me emociono en las graduaciones”, dijo. “Escuchar a los estudiantes hablar de sus trayectorias y de cómo superaron los desafíos me recuerda por qué vengo a trabajar todos los días”.
Al iniciar su retiro, su atención se centrará en el cuidado de su madre, de 99 años, y de su suegra, ambas residentes en su hogar. También planea retomar clases de piano, viajar con su esposo —con quien tiene 42 años de matrimonio— y pasar más tiempo con sus hijos y nietos.
Cuando se le preguntó cómo desea ser recordada, Lamb hizo una pausa antes de responder: “Como una profesional dedicada, con una fuerte ética de trabajo, que intenta vivir bajo la Regla de Oro”, dijo. “Nunca ha importado con quién hable; siempre he intentado —y espero haberlo logrado— brindar a cada persona la misma atención que me gustaría recibir”.
